En el pasado se plantearon diferentes hipótesis sobre la Iglesia llegando incluso a hablar de su posible origen templario, sin embargo estas teorías quedaron zanjadas, valorándose aún una posible vinculación con la orden de San Juan de Jerusalén. Sin embargo, hoy podemos afirmar que la actual iglesia no debió construirse antes del año 1200 y que de su etapa románica sólo se conserva la cabecera, siendo el resto obra del s. XV.

 

El ábside central centrará toda la atención del espectador debido a su encanto singular, se articula en tres paños delimitados por cuatro grupos de tres columnas cuya altura queda por debajo del cierre superior, pudiendo relacionar este hecho con un posible cambio en el proyecto inicial, o en su caso, una paralización de las obras. Cada división presenta un ventanal con triple arquivolta de bocel y nacela que apoyan en sobre columnillas de capiteles vegetales. Los huecos quedan cerrados con celosías pétreas de motivos geométricos, estrellas, lazos, etc. Las capillas laterales lucen también este tipo de celosía. Posiblemente el proyecto original tendría tres naves, pero o no se llegaron a construir o fueron eliminadas durante las obras posteriores (s.XV).