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Iglesia Santa María la Real
La iglesia de Santa María la Real de Sangüesa es una construcción románica que fue donada por el rey Alfonso I a la Orden de San Juan de Jerusalén, si bien su esbelta torre octogonal es ya de estilo gótico, al igual que numerosos elementos del interior del templo.
La singularidad de este edificio reside sobre todo en su magnífica portada, tremendamente original tanto desde un punto de vista formal como iconográfico. Se ven en ella la intervención de dos manos diferentes: el tímpano así como las jambas fueron obra de llamado maestro Leodegario, el cual estampó su firma en la filacteria que sostiene la Virgen María en una de las estatuas columna que flanquean la puerta. En ella se puede leer la célebre expresión "LEODEGARIUS ME FECIT". Poco sabemos de este artista salvo que, casi con seguridad, debió de tener un origen borgoñón, supuesto que se deduce de la etimología de su nombre (Leodegario era un santo local de Borgoña) así como de la temática iconográfica del tímpano centrada en el Juicio Final.
Tal escena, recogida en un lugar tan preeminente del templo resulta poco corriente en el románico hispano y en cambio se acerca más al gusto típicamente francés de la época; como francés es también el detalle de las estatuas columna de las jambas, las cuales relacionan este templo con el Pórtico Real de Chartres (un espacio en el que quizá trabajó el propio Leodegario).
En cualquier caso, y dado que el escultor se retrasó en la ejecución del encargo, el rey Alfonso decidió prescindir de sus servicios y encargar el remate de la composición al más fiable Maestro de San Juan de la Peña (mucho más conservador en su estilo, no obstante), quien se encargó de esculpir el Colegio Apostólico del friso superior.